Perros y bebés

La convivencia entre perros y bebés recién nacidos es una preocupación para muchas familias. 

Sin embargo, con las precauciones adecuadas, compartir su vida con un pequeño peludo no solo no será un problema para tu bebé, sino que fortalecerá su salud a largo plazo. ¡Te mostramos cómo!

 

Cómo preparar al perro antes de la llegada de un bebé a casa

La convivencia entre tu perro y tu bebé es algo que debes organizar con tiempo. Igual que no esperarás a que la nueva vida venga al mundo para comprar pañales o un carricoche, tu mascota, como un miembro más de la familia, debe adaptarse de manera gradual  a sus nuevos hábitos. De esa manera el cambio será menos brusco y podrá aceptar con naturalidad que dejará de ser el centro de atención de la casa. 

Si tu perro no ha recibido una educación adecuada, si se trata de un animal mimado en exceso y no ha estado expuesto a la presencia de niños, es posible que reciba con recelo a su nuevo compañero. 

Lo ideal en esta situación es que acudas con antelación a un educador canino profesional. Con su ayuda conseguirás que tu mascota aprenda a relacionarse con los más pequeños y a aceptar la jerarquía de tu hogar, en la que el animal debe ocupar siempre el último escalón. 

 

La convivencia entre la mascota y el recién nacido

Aunque  tu perro esté perfectamente educado es importante que seas cauto. Especialmente en su etapa de bebé no es recomendable dejarlo solo en presencia del animal. Además, es interesante que observes su día a día para detectar cualquier comportamiento anómalo en su relación con el recién nacido. 

El doctor David Geller, pediatra,  aconseja además que no permitas que tu perro lama la cara del bebé, al menos mientras sea muy pequeño. Conforme tu hijo crezca y se fortalezca su sistema inmunitario esto dejará de ser un problema, pero en los primeros meses de vida puede llegar a convertirse en una fuente de infecciones. 

 

Los niños que conviven con perros, ¿son más saludables?

Un estudio realizado por la revista especializada Pediatrics llegó a la conclusión de que la exposición a las bacterias de los perros y los gatos ayuda a fortalecer las defensas de los niños. 

El análisis, que se llevó a cabo  con la colaboración de 397 niños finlandeses y sus familias, concluyó que la convivencia desde bebés con estos animales reduce considerablemente la posibilidad de sufrir  enfermedades respiratorias, infecciones y alergias. 

Otras investigaciones, como la realizada por el Estudio Multidisciplinario de Salud y Desarrollo Dunedin de Nueva Zelanda, llegó a conclusiones muy parecidas. 

Pero los beneficios de crecer junto a un perro no se acaban ahí. Al tener que encargarse parcialmente de su cuidado –limpiarle, darle de comer o sacarle a pasear- crecer junto a estos animales desarrolla su sentido de la responsabilidad. Además, comprobar que sus padres confían en él para esas tareas y que es capaz de desarrollarlas muy bien puede contribuir a desarrollar su autoestima. 

El vínculo que se crea entre las mascotas y los más pequeños de la casa suele ser muy especial. Un perro se convertirá en su amigo más fiel, en un compañero de juegos con el que aprenderá a socializar y al que nunca olvidará. 

Perros y bebés recién nacidos son, por lo tanto, más que compatibles. Nuestro único consejo es que tomes las precauciones pertinentes para disfrutar, sin miedo, de cómo crecen tu bebé y tu mascota. 

 

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