El verano está a la vuelta de la esquina y con él la aparición de los temidos resfriados de verano, que tienden a afectar con especial virulencia a los más pequeños de la casa.
Por eso hemos decidido hablar sobre cómo reforzar las defensas de los niños de manera natural para que te prepares, en la medida de lo posible, para afrontar la etapa estival.
Alimentación y sistema inmunitario, una relación probada
Una dieta equilibrada y variada, así como el consumo habitual de determinados nutrientes, favorece el buen funcionamiento de nuestras defensas. Es importante prestar atención a la dieta de nuestros pequeños si queremos que crezcan con un sistema inmunitario fuerte y preparado.
La mejor alimentación para las defensas
De forma general podemos decir que la dieta mediterránea es una alimentación muy completa y favorable para fortalecer nuestro sistema inmune.
Un consumo elevado de frutas, verduras, hortalizas, cereales, legumbres y frutos secos; junto a un aporte proteico procedente principalmente de carnes blancas (como el pollo y el conejo) o pescados azules (como el boquerón o la sardina) son factores clave para una dieta variada y equilibrada.
También está probado que la vitamina c, presente en los cítricos, el kiwi o las verduras de la familia de la col entre otros muchos alimentos, contribuye al fortalecimiento de las barreras naturales contra las infecciones.
La Sociedad Internacional de Inmunonutrición, en esta misma línea, incide especialmente en la importancia que tiene el consumo de frutas y verduras –por su papel antioxidante- en la fortaleza de nuestro sistema inmune.
El papel de la lactancia materna
También existe evidencia científica sobre la importancia que tiene la lactancia materna a la hora de desarrollar el sistema inmune de un bebé, así como para actuar de alternativa mientras no esté completamente formado.
Así, más allá de sus beneficios nutricionales, la leche materna constituye una protección para el lactante gracias a su riqueza en inmunoglobulinas o lactoferrina, entre otros factores inmunológicos. Es por ello que la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé.
Defensas y probióticos, ¿evidencia científica?
Los probióticos son microorganismos vivos que aparecen tras la fermentación de los alimentos y que, consumidos en cantidades apropiadas como parte de un alimento, proporcionan múltiples beneficios para la salud del consumidor
Algunos ejemplos de probióticos son el yogur, el kéfir, el kimchi, el chucrut o algunos encurtidos.
La vitamina D3, otro refuerzo del sistema inmune
Desde el año 1980 se conoce que la vitamina D3, además de otros papeles más asociados a ella como su función en la homeostasis del calcio, tiene un papel fundamental en la regulación de la respuesta inmune de nuestro organismo.
Es por ello que mantener los niveles adecuados de colecalciferol (vitamina D3) en nuestro organismo se convierte en algo crucial para el fortalecimiento de las defensas de los niños.
¡Hasta aquí nuestros consejos sobre cómo reforzar las defensas de los niños!
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